El nombre de la rosa
Tradeus Traduccions cuenta con casi 30 años de experiencia en el sector de la traducción alemán-español y durante este tiempo hemos visto de todo. La traducción, al igual que el resto de sectores económicos, ha evolucionado radicalmente gracias a la tecnología.
Cuando Tradeus abrió sus puertas allá por el siglo pasado, en 1997, las cosas se hacían en papel, por lo que el fax era el medio principal de envío de documentos. Los textos que llegaban por fax los traducíamos directamente en el ordenador, utilizando para ello un proto-Word de Microsoft muy rudimentario y una gran cantidad de diccionarios generales y especializados, glosarios técnicos y enciclopedias ¡en papel!
Nuestra oficina por aquel entonces parecía la biblioteca de El nombre de la rosa, con estanterías repletas de literatura de referencia. Cuando terminábamos la traducción, que también tenías que maquetar porque el formato original estaba en papel, la imprimíamos y la devolvíamos por fax. Todo muy ágil.

La llegada del correo electrónico y las primeras búsquedas en internet se produjeron en torno a 1998 y supusieron un salto cuántico para los sacrificados traductores, que actuaban también como arqueólogos terminológicos, exploradores de contenidos ocultos y maquetadores improvisados.
Ahora disponíamos del archivo original en formato electrónico, por lo que podíamos trabajar directamente con él en el ordenador sin necesidad de maquetarlo ni realizar apuntes y anotaciones en papel.
También disponíamos de los primeros navegadores de internet, principalmente Internet Explorer y Yahoo!, con lo que podíamos realizar búsquedas de información y tirar menos de enciclopedias en papel, aunque por aquél entonces en internet no estaba volcada toda la historia y sabiduría humana ni tampoco había diccionarios en línea, así que nuestras estanterías seguían repletas de libros.
Con el cambio de siglo, el uso de internet se generalizó y llegaron los servicios online y los primeros traductores asistidos (ver Traducción Automática). También se produjeron avances muy sustanciales en los programas informáticos, los motores de búsqueda y todas las tecnologías relacionadas con internet.
Con ello, la forma de traducir cambió radicalmente y se tecnificó. Ya no solo era necesario saber idiomas y tener conocimientos especializados de las materias a traducir, sino tener un buen dominio informático y tecnológico.
En Tradeus Traduccions hemos ido incorporando todos los avances tecnológicos que se han producido durante los últimos 30 años, pero sin perder de vista en ningún momento que la traducción es el arte de comunicarse y que la comunicación tiene que ser, por encima de todo, humana.

La mejor traducción alemán-español nace de las manos de profesionales que conocen en profundidad los dos países, las dos culturas y los dos mercados. Y que saben utilizar todas las herramientas tecnológicas existentes hoy en día para optimizar los resultados de una traducción.
Cuando recibimos el documento a traducir, analizamos en profundidad la calidad del texto original, su idoneidad para ser procesado automáticamente, su dificultad terminológica, sus implicaciones culturales, la finalidad de la traducción y el grupo objetivo al que va dirigida esa traducción.
A partir de ahí, decidimos qué recursos humanos y técnicos vamos a emplear para garantizar una traducción de calidad, entendiendo por traducción de calidad aquella que se ajusta exactamente a las necesidades de nuestro cliente.
En este sentido, hay traducciones que vale la pena procesar primero con un traductor automático y revisar después por un humano, y hay traducciones que no, que es mejor que las traduzca directamente un humano porque sabemos que la máquina se va a liar.
En Tradeus trabajamos con herramientas de traducción alemán-español de pago, no gratuitas.
De este modo, podemos configurar los ajustes de manera adaptada a las preferencias de cada cliente y garantizar la privacidad y la protección de datos. Así que si decidimos que vale la pena pretraducir un texto con un traductor automático, nos aseguramos de que la máquina tenga claro lo que tiene que hacer.

Durante el proceso de traducción y revisión, estamos en contacto permanente con el cliente para aclarar cualquier duda terminológica o de contenido que pueda surgir y comentar las preferencias que el cliente pueda tener en cuanto al documento final.
Queremos mantener a toda costa la dimensión humana del proceso, queremos que intervengan personas, porque en nuestro día a día estamos cansados de hablar con máquinas y de interactuar con centralitas —con el desesperante “Perdone, no le he entendido”—, con formularios online incomprensibles que en el último paso dan error, con gestiones en línea que se eternizan y que por teléfono resolveríamos en dos minutos y con chatbots que se repiten como loros aunque les cambies la pregunta. Todos estos canales tienen una cosa en común: no hay personas detrás.
En Tradeus Traduccions no queremos digitalizar el contacto humano, por eso no trabajamos con plataformas de intercambio de archivos impersonales. Sin renunciar a las últimas tecnologías de traducción, gestionamos nuestros proyectos a través de canales humanos.
Si podemos ayudarte, lo haremos encantados. Y si no, te aconsejaremos sobre cómo proceder. Sin compromiso ninguno.